A partir de hoy, en Olesia, abrimos una nueva sección para nuestros blogs, dedicándoselos, una vez al mes, a diseñadores, marcas y otros personajes importantes en el mundo de la moda. 

Y que mejor forma de empezar esta modalidad, que con el que, probablemente, sea el diseñador más importante que nos ha dado, a lo largo de toda la historia, nuestro país: Cristóbal Balenciaga. 

“El maestro de los maestros” según Christian Dior, “el arquitecto de la alta costura” según Hubert de Givenchy, y “el auténtico couturier” según Coco Chanel.  


Su fama y su prestigio traspasaron las fronteras nacionales, pasando a ser uno de los modistos más importantes y relevantes en todo el mundo, y muy admirado por todos sus compañeros de profesión, tanto contemporáneos de su época, como actuales. 

La creatividad de sus diseños, su perfeccionismo y manejo de la técnica, eran algunas de sus principales características, y por las cuales, a día de hoy, se le sigue teniendo gran admiración. 

“Un modisto debe ser arquitecto para los planos, escultor para formas, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo en el sentido de la medida”.

Cristóbal Balenciaga

Cristóbal Balenciaga nació en Guetaria (un pequeño pueblo de la costa vasca) en 1895. Tras la muerte de su padre, cuando tan solo tenía 10 años, tuvo que ayudar a su madre en el oficio de costurera para intentar sacar adelante a su familia. Este hecho, dio al pequeño Cristóbal su primera toma de contacto con el mundo del patronaje y la costura. 

En su etapa adolescente, conoció a la marquesa de Casa Torres (abuela de la reina de Bélgica), la  cual se convertiría en su mecenas. 

Se formó en San Sebastián, lugar que le dio los contactos entre la burguesía y la monarquía española y europea. 

En 1917, abrió su primer taller en San Sebastián, y el prestigio y la reputación que fue ganando, le dieron la posibilidad de abrir al poco tiempo su segundo taller. En 1924, abrió una tienda en Madid, y al año, se instaló en Barcelona. 

Con el estallido de la Guerra Civil española, se exilió a París, donde obtuvo un gran éxito. 

En 1968, cuando la alta costura comenzó a decaer, por la inminente llegada del prêt-à-porter, decidió volver a España, donde falleció en 1972. 


Balenciaga fue siempre una persona muy reservada, y quiso relegar su vida personal a un segundo plano, cediendo así todo el protagonismo a sus creaciones, y convirtiéndose en un personaje misterioso de cara al público. Pero como él decía: “es más importante el prestigio que la fama. El prestigio queda, la fama es efímera”.

De lo que sí conocemos bastante, por el contrario, es sobre su repertorio de obras y diseños. 

Balenciaga traía propuestas novedosas, elegantes y sofisticadas, donde las formas cobraban gran importancia. 

Christobal BALENCIAGA and the model Danièle.

Los años 40, estuvieron marcados, sin duda, por su reinterpretación de la tradición española, tomando como bases la comodidad de la mujer, el desarrollo de los volúmenes y la pureza de sus líneas. Las faldas por debajo de las rodillas, el tacón bajo, y las mangas tres cuartos fueron sus fieles propuestas.

Todo esto hizo posible que dicho modisto español vistiera a grandes personajes históricos como la reina Fabiola de Bélgica, Grace Kelly, Marlene Dietrich o Greta Garbo

La colección de sus obras se ha expuesto en una gran variedad de museos repartidos por todo el mundo. En su ciudad natal, en 2011 se inauguró el Museo Cristóbal Balenciaga, lugar donde están expuestas la mayoría de sus obras. 

Sin duda, a día de hoy, Cristóbal Balenciaga sigue siendo una de los diseñadores y personas más influyentes en el mundo de la moda.